Autor: Juan Sahorí

El turismo antiestrés

Las razones para elegir un destino turístico para las vacaciones, así como la temática que vertebrará el viaje son tan variadas como la imaginación humana. En el diseño de las ofertas turísticas cabe mucha creatividad. Es una puerta abierta a un horizonte infinito. Dicho esto, el diseño de los siguientes cinco viajes turísticos con la etiqueta de turismo anti-estrés, me parece un pelín forzado.

Los mensajes para captar clientes decían lo siguiente: “¿Estás cansado de tu rutina? ¿Vives con estrés? ¿Te acaban de despedir del trabajo? Evidentemente necesitas algo donde descargarte, pero tu vida cotidiana y tu falta de tiempo no te lo permiten. Haz un alto a tu vida, déjala suspendida por unos segundos y échale un vistazo a estas ofertas. Son un tanto agresivas y no aptas para temperamentos sensibles”.

Campos de tiro en Camboya

La solución que propone este carísimo viaje al lejano oriente es pegar tiros y lanzar granadas a todo lo que se menee en un campo de tiro controlado para no matar a nadie. La razón de ser de esta temática viajera es, supuestamente, descargar tensiones jugando a la guerra.

No. El estrés no se reduce jugando a la guerra, sino todo lo contrario, haciendo la paz en todas partes: paz en nuestro mundo interno, calmando a la mente, resolviendo conflictos internos y generando confianza; paz en el mundo exterior, abandonando relaciones y entornos tóxicos y alejándonos de personas ruidosas, violentas o conflictivas.

Pegando tiros no se activa el sistema nervioso parasimpático, ese que nos calma, aumenta nuestra energía y nos permite reponernos del cansancio, sino el simpático. Un estresado crónico tiene al simpático muy antipático por sobre estimulación. Una persona con serios desequilibrios por el estrés no necesita para nada el lema: “más madera, esto es la guerra”.

Demolición de autos en Tennessee y Kentucky

La razón de ser de esta fórmula turística es tan borrica como la anterior. En este caso nos vamos a Estados Unidos, a Tennessee o a Kentucky, para arrearle mazazos a un coche antiguo pintado y preparado convenientemente para el sacrificio. Más violencia bajo el pretexto de descargar las tensiones y la mala leche acumulada.

Dentro de las técnicas y actividades convenientes para reducir o aliviar el estrés ocupa un lugar destacado el ejercicio físico. Los médicos lo recomiendan y todo quisqui lo recomienda, ya que es una de las formas más naturales y eficaces de descargar el exceso de tensión.

Dicho esto, conviene precisar que no es lo mismo un tipo de ejercicio que otro. Si tienes problemas cardiovasculares, mucha tensión interna y unos cuantos años de más, creo que es mejor no hacer el burro, ni provocar explosiones de furia. Más bien lo contrario: medir finamente la intensidad del esfuerzo, la duración y el punto justo de relajación, para obtener el efecto deseado.

Rompiendo cosas en San Diego

Esta fórmula anti-estrés te propone, por un precio nada módico, estampar objetos de cristal contra una pared para descargar la inquina que llevas dentro. Esta ruidosa receta está inspirada en ese deseo que todos hemos tenido alguna vez de “romperlo todo”.

Normalmente nos cortamos un poco por las consecuencias que se derivan, aunque los más furibundos, cuando se tiran los trastos a la cabeza, no se cortan un pelo.

Los que quieran emprender este camino de aliviar el estrés rompiendo cosas, no necesitan viajar tan lejos, ni montar el pollo en casa propia y, mucho menos, en casa ajena. Se quedarían sin amigos. Es mejor comprarse un saco de boxeo y darle guantazos teatralmente cuando se necesite una descarga. Esa es una de las fórmulas que le escuché a un experto en medicina china para no sobrecargar al hígado por exceso de ira.

Escuela de gladiadores en Roma

Esta receta seguro que se le ha ocurrido a algún nostálgico del antiguo esplendor del imperio romano.

Como te puedes imaginar, el supuesto alivio del estrés se produce al vestirte de gladiador y liarte a hostias con el rival, que está igual o más loco que tú. Imagino que no llegará la sangre al río, pero el ardor guerrero seguro que se sube a la cabeza. Guerra y más guerra. ¡Qué maldita afición tiene el ser humano por zurrarse la badana!

Escenificaciones parecidas podemos ver en viajes turísticos para fans de Juego de Tronos cuando viajan a lugares donde se han rodado escenas de esta prestigiosa serie, o en fiestas tradicionales con combates ficticios, como en los moros y cristianos que se celebran en la comunidad valenciana y otros lugares del sur de España.

Para no ser demasiado quisquilloso con el asunto, si estas escenificaciones belicosas se hacen sin violencia, con sentido de humor e intención lúdica, la cosa cambia. A fin de cuentas, el humor es un poderoso bálsamo y antídoto frente al estrés.

Por esta razón, si participas en estas simulaciones guerreras, vigila la intención que pones. Si es para echar unas risas, nada que objetar.

Disputas callejeras en Nueva York o España

¡Marchando otra ración de peleas! En New York hay una batalla de almohadas donde vuelan plumas por todos lados, en Buñol vuelan tomates, en otros sitios se esclafan sandías en la cabeza, se riegan de vino o se tiran petardos voladores.

Algunas de estas fiestas están inspiradas, como el caso de la tomatina de Buñol, en una pelea juvenil en el año 1941. Quizá esta es la idea donde se apoyan estas fiestas: las ganas que todos tenemos a veces de liarnos a mamporros, pero nos inhibimos por civilizados o por miedo a las consecuencias.

Lo dicho. Demasiada violencia en el mundo y poca cultura de la paz, de la amabilidad y de las buenas maneras. No. Así no se gestiona el estrés, ni mucho menos.

 

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